Nivel Inicial - Actividades. Julieta Salgueiro Filardi

ACTIVIDADES EN EL NIVEL INICIAL

Las actividades implican una propuesta explícitamente intencional y sistematizada que se organiza a partir de los contenidos previstos. Esto significa que el docente planifica las actividades, los materiales, los espacios y el rol que asumirá durante la tarea. Esta planificación incorporará todos los ajustes necesarios que surjan a partir de la evaluación de la actividad que, en el momento y/o posteriormente, se realice. En estas secciones, las actividades se caracterizan por su fuerte componente lúdico. Esto no significa que todas sean juego, pero sí que debe asegurarse que el mismo, sobre todo el juego dramático, esté presente en la mayor parte de las propuestas. Los niños deben disfrutar con todas las actividades que realizan, aunque no todas impliquen situaciones de juego: por ejemplo, escuchar un cuento, cantar una canción, realizar un dibujo, embocar la pelota en un aro.
Las actividades serán proyectadas siguiendo en lo posible secuencias que permitan a los niños adquirir nuevos conocimientos y/o profundizarlos. Una secuencia es un conjunto de actividades que guardan coherencia y cierta relación entre sí, en la que las anteriores determinan las posteriores, configurando una sucesión ordenada que se diseña con el objetivo de trabajar determinados contenidos. Cuando las actividades se presentan de manera aislada y sin conexión entre sí, no permiten que se construyan nuevos conocimientos, ya que este proceso requiere de tiempo y de multiplicidad de acciones, algunas de ellas realizadas en forma reiterada, para estructurarse.
Así en algunos casos será necesario repetir la misma actividad para que el alumno descubra las nuevas posibilidades que ofrecen los materiales con los que está trabajando, o para que perfeccione su uso (como el manejo del pincel o de los burbujeros o de un instrumento musical); o para que ahonde en la exploración de otras cualidades de los objetos; o para que descubra o cree nuevas acciones o movimientos. En otras ocasiones se propondrán diferentes tipos de variaciones: de los materiales, de las consignas, de la organización de los grupos. Cada una de estas modificaciones será establecida en función de los aspectos que se quieran trabajar.
Las actividades suponen siempre una propuesta abierta del docente, quien organiza las situaciones ofreciendo un conjunto de materiales ricos y variados al grupo de niños, en función de determinados contenidos a trabajar. Este conjunto diversificado de materiales posibilita una amplia gama de opciones. Los niños eligen con libertad a sus compañeros de juego y los objetos con los cuales jugarán. Se trata de contextos que garantizan procesos de exploración, interacción y comunicación. Se debe tener en cuenta que la participación de los alumnos en una misma actividad es un logro que deberán alcanzar a largo plazo, por lo tanto la selección de las situaciones y la propuesta de materiales tienen que permitirles el desarrollo de distintas actividades en simultáneo respetando los diferentes tiempos e intereses de cada uno de ellos.
El docente coordina las propuestas, a veces con un mayor protagonismo en la situación y otras actuando como un observador activo de ellas. En ciertas actividades, ejerce una influencia más directa sobre la acción del niño; una de las formas privilegiadas que asume esta intervención es la palabra. La palabra del adulto organiza el mundo del niño, le da significación al ambiente y a él mismo, suscitando en cada etapa respuestas del niño que le permiten ampliar su comprensión e ir construyendo el lenguaje.
 Esta consideración sobre las diferentes modalidades de organización de las actividades lúdicas se realiza poniendo la mirada en la función docente: determinación de contenidos, organización de la situación, selección de materiales. Conviene señalar cuál será la actuación del niño durante las actividades. 
Todas las actividades brindarán al alumno posibilidades de ejercer su iniciativa. Esto es sencillo de enunciar, pero difícil de concretar. Hay una tendencia a considerar que dar el protagonismo al niño supone la pasividad del maestro como si su actividad, cualquiera sea ésta, implicara interferencia. El hecho educativo implica el encuentro de dos protagonistas: niños y docentes. Sus papeles son diferentes. El maestro determina la finalidad educativa que pretende alcanzar, planifica, organiza, propone, observa, interviene y evalúa. El niño puede tener o no la posibilidad de elegir la actividad que realizará, pero necesariamente deberá disponer de la iniciativa en la forma en que la realiza. Que los niños no tengan siempre la opción de elegir no significa que se esté coartando su libertad; por el contrario, ésta se ejerce en la medida en que puede decidir cómo realizarla. 
 Para que esto sea efectivo tienen que estar dadas ciertas condiciones. Estas condiciones son las que el maestro debe preparar, conociendo a sus alumnos y sus necesidades, estableciendo para ese grupo concreto histórico objetivos y contenidos, es decir, qué deben aprender, organizando el ambiente para que, entonces, los niños construyan libremente su aprendizaje. Crear un ámbito de libertad implica establecer límites que den seguridad y contención, organizar situaciones ricas y variadas que permitan al niño actuar con creatividad y con iniciativa. De este modo, se evita la improvisación en la tarea, la pérdida de tiempo y las situaciones de “desborde"

CARACTERIZACION DE LAS ACTIVIDADES

"El juego es parte de casi todos los momentos del día, pero adquiere distintos niveles e intensidades según la actividad. En estas salas reviste importancia la iniciación y el desarrollo del juego simbólico, todo sirve para dramatizar: desde el avión que toma vuelo mientras 'su piloto' reproduce el ruido con su voz y gesticula incitando al compañero a imitar su acción, hasta la plastilina transformada en distintas viboritas a las que mientras modela le atribuye significados y acciones que expresa también verbalmente, 'mirá qué grande es ahora, no te asustes, no pica porque no tiene boca'. Es propósito del docente convertir la actividad en un juego compartido que vaya adquiriendo gradualmente mayor complejidad.
"El ambiente físico y los materiales invitan al juego, de ahí la importancia de poder acceder a ellos con facilidad. Por lo tanto estarán ubicados al alcance de los alumnos y su disposición guardará un orden o clasificación que actúe como organizador. Las zonas o rincones organizan los elementos de los cuales pueden disponer los alumnos, de un modo que tanto para los niños como para el docente resulte funcional. Durante las actividades los niños podrán acceder a ellos de modo de utilizarlos y combinarlos libremente. Este orden no conlleva rigidez, muy por el contrario, permite que el niño se mueva con seguridad y confianza y por otra parte es útil como referente para incluir nuevos elementos a los que se les adjudica un lugar por sus características ('este ovillo de hilo lo vamos a usar para jugar en la casita y es posible que sirva para atar y pasear el perrito de felpa, tanto como para atar algunos paquetes').
"La selección del material se realiza desde los contenidos previstos y se renueva progresivamente contemplando también los recortes del ambiente seleccionados en las unidades didácticas. Asimismo se integran los elementos y juguetes que traen los niños de su casa cuando éstos así lo autoricen, propiciando el compartir y el prestar."
Los momentos de juego pueden desarrollarse a través de distintas modalidades: juego centralizador y juego-trabajo.
Juego centralizador: es una estrategia que busca reunir diferentes elementos de juego en un solo lugar, creando así una experiencia de juego mas completa y diversa.
Juego trabajo: es una metodología atractiva para niños permitiendo que sean los constructores de su propio conocimiento, ya que promueve la adquisición de nuevos aprendizajes de forma divertida, de tal manera que los docentes puedan conducir al infante progresivamente hacia niveles superiores de independencia. 

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